Deleitarse con el origen
Muchos de nosotros hemos podido deleitarnos, sobre todo en nuestra infancia o juventud, del contacto directo con la tierra, con nuestra tierra. Hemos disfrutado de los olores de las plantas aromáticas de un huerto, de un paseo inolvidable por un olivar en invierno, del sabor inigualable de un tomate recién cortado, del dulzor de una uva madura arrancada de una vid…
Para muchos de nosotros son sensaciones olvidadas, lejanas, que, sin embargo, están alojadas en nuestra memoria biológica, y que, por supuesto, nos han proporcionado y nos proporcionan un inmenso placer. Para nosotros, los productores, están en nuestro día a día, hasta el punto de que han dejado de tener ese matiz exclusivo y han pasado a formar parte de nuestra rutina.
Pero a pesar de todo, seguimos sintiéndonos unos privilegiados. Cuando uno es capaz de poner en la mesa de los consumidores un producto de calidad y que es beneficioso para la salud, el bienestar e incluso para el ánimo de nuestros destinatarios, la satisfacción es inmensa. Es el auténtico sabor del trabajo bien hecho. Por dicha razón, aquí, en La Tierra que Amo, nos hemos propuesto compartir esa experiencia cercana al origen con aquellos que están alejados de ella y que, sin embargo, conocen y disfrutan de nuestros productos.
La propuesta es sencilla: “No sólo quiero poner el producto en tu mesa, además quiero que sepas como ha llegado hasta ahí”.
A la hora de revivir, proponer y organizar dichas experiencias, pensaremos en nuestros productos, pero también en muchos otros que quieran unirse, en nuestro país y fuera de él. Este último año, el año pandémico, ha servido para que demos más importancia, si cabe, a lo que comemos. Nuestra salud, nuestro bienestar, se ha colocado en el primer lugar de las prioridades a la hora de llenar nuestra cesta de la compra y a la hora de elaborar nuestros menús.
Pero desde aquí queremos seguir alentando el disfrute de la comida, y también de aquellos lugares de donde proviene. No estamos hablando de ese turismo ecológico o rural, artificial o artificioso, en el que todo está organizado para que la fachada sea perfecta. Quienes se acerquen a nosotros descubrirán el germen, el proceso de producción, los entresijos, la auténtica realidad, de una labor desconocida para muchos, con sus pros y sus contras.
Porque amar es eso, sentirlo con sus imperfecciones y sus virtudes. Solo así sabremos transmitir de verdad ese sentimiento de pertenencia y de privilegio.
¿Te animas a vivirlo con nosotros?